Tradicionalmente la dieta mediterránea contiene productos lácteos. Es importante recalcar que los productos lácteos son fuente de calcio. El calcio es esencial para la correcta mineralización del hueso y una protección frente a futuras pérdidas de calcio se consigue con un consumo adecuado desde la juventud.
En nuestro organismo hay una enzima que se llama lactasa y es la responsable de romper la lactosa a nivel de intestino delgado, en glucosa más galactosa, azúcares que pueden atravesar la membrana intestinal.
La baja actividad de la lactasa se traduce en molestias digestivas. Hay personas que tienen molestias al beber leche y menos o ninguna al tomar yogures o quesos. Esto se debe a que los productos fermentados (yogur, kéfir, quesos) contienen menos lactosa. La leche tiene un contenido en lactosa de unos 4,8g/100g de leche mientras que el yogur tiene unos 2,4g/100g.
La dieta mediterránea contiene más productos lácteos fermentados (yogures, quesos frescos o curados) que leche. Es común encontrar poblaciones con baja capacidad para digerir la lactosa. Esta proporción aumenta en poblaciones donde no se consumen lácteos o donde hay poca oferta de productos lácteos. Por ejemplo en Asia y África hay mayor proporción de intolerancia a la lactosa que en Europa o EEUU, estas diferencias varían también entre etnias distintas.
Ante estas molestias, e incluso sin molestias, por consejo de detractores del consumo de productos lácteos, muchas personas abandonan el consumo de leche de vaca e incluso de productos lácteos. No hay que olvidar que los productos lácteos son fuente de calcio, si el aporte de la dieta no es suficiente, el cuerpo busca el calcio por otras vías, por ejemplo el calcio de los huesos o de los dientes, pudiéndose producir una incorrecta mineralización o incluso una desmineralización ósea.
Dietas que abandonan el consumo de productos lácteos han de garantizar el aporte de calcio vía otros alimentos o alimentos enriquecidos.
Existe desde hace unos años un tipo de leche adecuada para evitar estas molestias, la leche sin lactosa. La leche sin lactosa se obtiene rompiendo la lactosa en los azúcares simples de su composición: glucosa y galactosa. Estos azúcares son absorbidos en nuestro organismo sin necesidad de lactasa, luego el problema a nivel digestivo está resuelto. Esta leche es un poco más dulce porque la glucosa tiene mayor poder edulcorante.
En la siguiente tabla os muestro dos marcas que encontré en un supermercado comparándolas con una leche de vaca normal (primera fila).
Así mismo os muestro las cantidades en vitaminas como % de las CDR’s (cantidad diaria recomendada) y las cantidades de calcio y lactosa en miligramos por 100 mililitros (mg/100mL). No son más que una muestra que sirve de ejemplo y puede haber otras marcas igualmente válidas:
|
PRECIO |
CONTENIDO CALCIO (mg/100mL) |
CONTENIDO EN VITAMINA A y D (% CDR*) |
CONTENIDO EN VITAMINA B12 |
LACTOSA (mg/100mL) |
LECHE DE VACA |
~ 1 €/Litro |
120 |
VIT A: ~ 4%, varía según la época del año. Está presente en la grasa de la leche. VIT D: no contiene. |
~ 12% |
~ 4,8 |
LECHE SIN LACTOSA PASCUAL |
1,35 €/L |
120 |
= leche de vaca |
= leche de vaca
|
< 0,01 |
KAIKU SIN LACTOSA |
1,45 €/L |
120 |
15% de Vit. A, D. Además lleva 15% de Vit. E y B9. |
15% |
< 0,01 |
Los contenidos en vitaminas para la leche de vaca y sin lactosa de Pascual son los naturalmente presentes en la leche. Kaiku enriquece la leche en vitaminas A, D, E, B9 y B12, por lo que legalmente no se puede denominar “leche” aunque sea leche con vitaminas añadidas.
Animo a todas aquellas personas con molestias digestivas, a que la prueben. Así no será necesario hacerse el café con menos leche o sin leche o con leche de soja.
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